No soy perfecta, tan solo soy yo.

Soy ese tipo de chica que sonríe a todas horas, que no tiene las medidas perfectas y no usa tacones de vértigo. Tampoco tengo un tipazo ni unos ojazos. Me encanta llevar la sonrisa hasta en los ojos, abrazar a la gente cuando noto que está triste y transmitir energía positiva. Reconozco que, a veces, me desahogo llorando. En verano, adoro lavarme el pelo y secármelo al sol y al viento. No soy quisquillosa con las calorías que lleva todo lo que como. Disfruto al sentarme en un banco del parque, o hasta incluso en el suelo, con un simple paquete de pipas y la compañía de mis amigos y amigas. Me río hasta con los chistes malos de la tele y me ilusiono con las sorpresas. Sí, también suelo cruzar las piernas y arqueo la espalda cuando me siento. Me gusta salir en fotos con gente, mi gente, sin retoques y riéndome a carcajadas. No me gusta embotellar la felicidad, prefiero disfrutarla en el momento. Y, tal vez no me parezca a nadie en concreto, pero para nada lo pretendo.